domingo, 31 de enero de 2010

Vida loca

Más de 16 meses le hicieron falta a Christian Poveda para grabar las imágenes de La Vida Loca. Siguió a jóvenes gángsters en su día a día sin puesta en escena ni intervenciones, esto es, "cine directo".

affiche--la-vida-loca-artic.jpg "La Vida Loca" - que finalmente no fue seleccionada para el festival de Cannes- comenzó su camino gracias a su proyección en el Festival de San Sebastián.
Anunciado por la BBC como el país más violento del mundo, El Salvador no es seguramente el lugar donde nos gustaría pasar las vacaciones, porque allí la única realidad que se impone es la violencia en su apogeo. Una violencia que viven cada día miles de hombres y mujeres. Informar sobre esta soledad humana absoluta y denunciar los aspectos de una política en exceso represivo es lo que se propone esta película de gran intensidad.

Se tatúan, van armados y matan a los miembros de las bandas enemigas. Su edad no sobrepasa los 25-30 años.

La muerte les espera detrás de cada esquina, una auténtica guerra de gángsters que se perpetúa en El Salavador desde hace más de 20 ans.

La vida cotidiana de los miembros de "La 18" es simple pero lejos de ser ordinaria, ya que se resume a arrestos policiales, venta de drogas, pequeños trabajos e incluso el ingreso en prisión. Estas situaciones son desveladas a lo largo del documental con escenas difíciles y crudas.


La mirada de Christian Poveda es tan puntiaguda como la aguja con la que se tatúan casi todo su cuerpo. Eso es al menos lo que siente el espectador cuando ve este documental. Más allá de las imágenes, "La Vida Loca" aporta una inmersión hasta ahora imposible en un infierno cotidiano donde la violencia es la reina y la muerte, por así decirlo, está ya anunciada.


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